
Hasta ahora, más de un cuarto de su superficie (1200 km2) se ha convertido en un desierto salado, con capas de sal de un grosor de 60-70 centímetros. Si no se pone remedio, este paraje está abocado a compartir el mismo destino que el mar de Aral.
Si el lago Urmía desapareciera, no sólo causaría la muerte de numerosos ejemplares de artemia, que le dan ese color rojizo, y de aves, sino también el abandono de 40 pueblos al este del lago y el consiguiente desplazamiento de su población. Los vientos salados ya está destruyendo los cultivos de manzana y uva que hay a su alrededor, y esto sólo es el principio. Ya hay un precedente de esto en Irán, que tuvo lugar en el Sistán iraní cuando el río Hirman, que pasa por Afganistán, dejó de llevar su agua al lago Hamún, que se secó y desplazó a miles de personas.
Diversos grupos políticos del interior de Irán señalan que el principal problema en la conservación del lago es la indiferencia del gobierno, que no la perciben como sólo una indiferencia hacia este lago o las cuestiones medioambientales en general, sino hacia todas las regiones no persas del país.
http://www.ipetitions.com/petition/urmugulu/#sign_petition
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