martes, 30 de noviembre de 2010

CON LAS TÉCNICAS AGRÍCOLAS PREHISPÁNICAS SE RESTAURA EL ECOSISTEMA EN LA REGIÓN DE OAXACA _ MEXICO



El 14 de abril del 2008 en San Francisco, California, Jesus León recibió el premio ambiental Goldman; galardón que por muchos considerado el premio "Nobel en Ecología" representado en un apoyo financiero por $150,000 dólares para que puedan seguir trabajando en aras de la renovación y protección del medio ambiente.






Corrían los años 80 en Oaxaca México; el paisaje de la Mixteca alta o "tierra del sol". ofrecía un aspecto lunar: campos yermos y polvorientos, desprovistos de arboles, En esa región existen más de 50.000 hectáreas que han perdido unos cinco metros de altura de suelo desde el siglo XVI.

El resultado del abuso a la naturaleza fue el que le tocó vivir a León Santos: un paisaje desértico, sin agua, ni plantas, ni árboles, ni pasto; un motivo más para que muchos de los habitantes de la zona decidieran a emigrar a la ciudad de Oaxaca, el Distrito Federal o a Estados Unidos.
“Lamentamos que nuestros abuelos nos dejaran tierras tan deterioradas. La mixteca fue destruida y dañada seriamente por la explotación de los recursos naturales, que vienen desde la colonia. Los millares de cabras que se criaron aquí y la industria que establecieron los españoles para la producción de cal y mezcal deterioraron la zona”

En estas condiciones Santos un joven campesino indígena de 18 años se propuso cambiar el estado de cosas y reverdecer los campos; declarando la guerra al principal culpable del deterioro de su paisaje: la erosión.

Desde el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (CEDICAM), una organización ecologista y democrática local dirigida por campesinos, León ha logrado unir a los campesinos de su región, comenzó a participar en la organización de campañas de reforestación de la zona para disminuir los efectos de la erosión. Viendo que cada vez más agricultores pedían árboles para sembrar en sus terrenos, CEDICAM decidió expandir su primer vivero, creando con el tiempo un sistema de viveros comunitarios.

decidió recurrir a técnicas agrícolas precolombinas aplicadas por los indígenas guatemaltecos, al tiempo que revivieron una herramienta indígena en el olvido: El tequio o trabajo comunitario no remunerado.

Se construyeron cientos de kilómetros de zanjas de contorno, muros de retención y terrazas que capturan el agua de lluvia y previenen la erosión de las laderas; trajeronabono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil, adoptando las técnicas tradicionales mixtecas, para restaurar el ecosistema regional.

soberanía alimentaria para las comunidades indígenas y campesinas; desarrollaron un sistema de agricultura sostenible y orgánica, sin uso de pesticidas, desde un programa que ayuda a los campesinos en la conversión al uso de abonos verdes y de variedades de semillas nativas. Sembrando sobre todo una variedad de maiz muy propia de la zona, el cajete, que es de las más resistentes a la sequía; Se planta entre febrero y marzo, que es allí la época más seca del año, con muy poca humedad en el suelo, pero cuando llegan las lluvias crece rápidamente.

Hoy día, la mayoría de los campesinos de la región usan semillas nativas. Gracias a sus campañas educativas y sus esfuerzos por preservar este tipo de semillas, la región se está convirtiendo en una zona libre de OGM y de preservación de la diversidad de las semillas nativas. León también ha comenzado un programa que estimula el consumo alimentos locales y promueve una dieta indígena tradicional, para contrarrestar el influjo de alimentos procesados que el libre comercio ha acelerado y los cambios culturales producidos por la migración.

Cada día hacen retroceder la línea de la desertificación. Con la madera de los árboles se ha podido rescatar una actividad artesanal que estaba desapareciendo: la elaboración, en talleres familiares, de yugos de madera y utensilios de uso corriente.


Se han enterrado cisternas de más de 10.000 litros de capacidad en sitios estratégicos, que recogen el agua de lluvia para el riego de invernaderos familiares orgánicos.

El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas.
“La participación e involucramiento de las comunidades ha sido fundamental. Sin el tequio no se hubiera avanzado. Cuando participa la gente local, las cosas pueden caminar, si sólo se hubiera puesto dinero o pagado a los habitantes para hacer el trabajo, no existiría la conciencia de cuidar y hacer bien las cosas
Con la ayuda de León y CEDICAM, se siembran ahora hasta 200 mil árboles nativos por año. Los árboles evitan la erosión, facilitan la filtración de agua al subsuelo, capturan carbono y proporcionan zonas verdes, contribuyen material orgánico para los suelos y proporcionan leña de combustión más limpia y sostenible para los habitantes que cocinan a fuego abierto. CEDICAM educa a las comunidades sobre el uso sostenible de la leña y el uso de estufas ahorradoras de leña. Esto alivió el trabajo de las mujeres, ya que son ellas quienes debían recorrer largas distancias para conseguir leña.


Al cabo de un cuarto de siglo, el milagro se ha producido. Hoy la Mixteca alta esta restaurada. han sembrando millones de árboles de variedades nativas y sus esfuerzos se han visto recompensados con el reverdecimiento de laderas áridas, acuíferos recargados y la disminución de los altos índices de emigración al ver las familias campesinas que de hecho pueden ganarse en la vida en casa.

León y CEDICAM ahora trabajan con más de mil 500 campesinos en doce comunidades. Han sembrado más de un millón de árboles y reforestado más de mil hectáreas. Sus programas de agricultura sostenible han llevado a la conservación de unas dos mil hectáreas. Es más, han logrado proteger cinco mil hectáreas con terrazas y muros de piedra, lo cual ha aumentado en un 50 por ciento la producción agrícola y conseguido una mayor retención del agua y de la capa superior del suelo, redundando en beneficios ecológicos, sociales y económicos. Donde no hace mucho tiempo sólo el 25 al 30 por ciento de la tierra era cultivable, las comunidades ahora cultivan más del 80 por ciento de ésta. Las zanjas de contorno que impiden el escurrimiento de las aguas pluviales han llevado a un aumento del 50 al 100 por ciento en los niveles de los manantiales.

Los agricultores de toda la zona han dejado atrás el uso de fertilizantes y pesticidas industriales, y ahora usan abonos compostados y variedades de semillas nativas, a la vez que retornan al consumo de alimentos locales y a una dieta indígena tradicional. En una zona semiárida como la Mixteca, todos estos cambios han mejorado enormemente la vida en las comunidades de toda la región, y en consecuencia reducido la emigración.

El éxito de León ha despertado interés en otras regiones y países. Él ha compartido su experiencia con técnicas de conservación de agua, medidas contra la erosión y la práctica de una agricultura sostenible en foros celebrados por todo México, Centroamérica y el Caribe, así como en varias universidades y eventos en Estados Unidos.






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